2022-01-28
Nuevo Mundo – 96.1
La vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, visitó Honduras con el fin de pasar la página a la tensa relación que ha llevado Washington tanto con el anterior gobierno de Juan Orlando Hernández –acusado de narcotráfico por tribunales estadounidenses–, como con la propia coalición de la nueva mandataria, Xiomara Castro, ya que su esposo Manuel Zelaya fue derrocado en 2011 por un golpe de estado en el que se supo la imbricación de la inteligencia del gobierno demócrata de Barack Obama, del que Joe Biden era segundo a bordo.Aunque el encuentro entre ambas fue divulgado, no hubo declaraciones públicas conjuntas. Sin embargo, hay elementos de la visita que deben resaltarse.Palma SolaLo primero que llama la atención de su visita es el ingreso que tuvo la funcionaria estadounidense por los «caminos verdes». Harris no llegó por el aeropuerto internacional de Tegucigalpa, sino que hizo acto de presencia directamente en la base militar que tiene EE.UU. en Honduras, llamada Palma Sola.Esa base militar, utilizada como cabeza de playa contra las insurgencias en la región durante los años 70 y 80 fue la manzana de la discordia entre el gobierno de Obama y el de Zelaya, que probablemente llevó a su derrocamiento. Durante su gestión, el esposo de la actual presidenta trató de convertir el asentamiento militar en un aeropuerto comercial y ese pudo ser el principal motivo de la discordia, o al menos de la estrategia del Departamento de Estado para dejarlo caer.El día del golpe, el entonces presidente Zelaya fue detenido y llevado a esa base, en la que había al menos 600 militares estadounidenses, antes de que lo sacaran del país por la fuerza.El arribo de Harris por Palma Sola ha lanzado una señal inequívoca: es una cuestión de honor para el país norteamericano mantener esta base y cambiar eso podría reabrir las heridas y la inestabilidad.Si bien el aeropuerto ha comenzado a permitir vuelos comerciales desde el año pasado, la presencia militar estadounidense continua posicionada.El arribo de Harris por Palma Sola ha lanzado una señal inequívoca: es una cuestión de honor para el país norteamericano mantener esta base y cambiar eso podría reabrir las heridas y la inestabilidad.He allí un foco de tensión que tendrá Castro durante su mandato, por lo que cabe preguntarse si mantendrá Palma Sola como sede de los militares estadounidenses o intentará desplazarlos.Migración: punto central en la agendaLa vicepresidenta Harris llegó con el afán de tender un apoyo que ayude a mitigar la situación económica interna y con ello disminuir la migración hacia EE.UU., que es el gran dolor de cabeza de la gestión Biden.Y es que el epicentro de la problemática migratoria para EE.UU. se engendra en Centroamérica, especialmente en el denominado Triángulo del Norte, donde se encuentran El Salvador y Guatemala, además de Honduras.Según la síntesis de la reunión redactada por el Departamento de Estado: «La vicepresidenta Harris consideró positiva la oportunidad de colaborar con la presidenta Castro al inicio de su gestión y destacó que la elección reciente representa un mandato de cambio positivo en Honduras».
La vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, visitó Honduras con el fin de pasar la página a la tensa relación que ha llevado Washington tanto con el anterior gobierno de Juan Orlando Hernández –acusado de narcotráfico por tribunales estadounidenses–, como con la propia coalición de la nueva mandataria, Xiomara Castro, ya que su esposo Manuel Zelaya fue derrocado en 2011 por un golpe de estado en el que se supo la imbricación de la inteligencia del gobierno demócrata de Barack Obama, del que Joe Biden era segundo a bordo.
Aunque el encuentro entre ambas fue divulgado, no hubo declaraciones públicas conjuntas. Sin embargo, hay elementos de la visita que deben resaltarse.
Palma Sola
Lo primero que llama la atención de su visita es el ingreso que tuvo la funcionaria estadounidense por los «caminos verdes». Harris no llegó por el aeropuerto internacional de Tegucigalpa, sino que hizo acto de presencia directamente en la base militar que tiene EE.UU. en Honduras, llamada Palma Sola.
Esa base militar, utilizada como cabeza de playa contra las insurgencias en la región durante los años 70 y 80 fue la manzana de la discordia entre el gobierno de Obama y el de Zelaya, que probablemente llevó a su derrocamiento. Durante su gestión, el esposo de la actual presidenta trató de convertir el asentamiento militar en un aeropuerto comercial y ese pudo ser el principal motivo de la discordia, o al menos de la estrategia del Departamento de Estado para dejarlo caer.
El día del golpe, el entonces presidente Zelaya fue detenido y llevado a esa base, en la que había al menos 600 militares estadounidenses, antes de que lo sacaran del país por la fuerza.
El arribo de Harris por Palma Sola ha lanzado una señal inequívoca: es una cuestión de honor para el país norteamericano mantener esta base y cambiar eso podría reabrir las heridas y la inestabilidad.
Si bien el aeropuerto ha comenzado a permitir vuelos comerciales desde el año pasado, la presencia militar estadounidense continua posicionada.
El arribo de Harris por Palma Sola ha lanzado una señal inequívoca: es una cuestión de honor para el país norteamericano mantener esta base y cambiar eso podría reabrir las heridas y la inestabilidad.He allí un foco de tensión que tendrá Castro durante su mandato, por lo que cabe preguntarse si mantendrá Palma Sola como sede de los militares estadounidenses o intentará desplazarlos.
Migración: punto central en la agenda
La vicepresidenta Harris llegó con el afán de tender un apoyo que ayude a mitigar la situación económica interna y con ello disminuir la migración hacia EE.UU., que es el gran dolor de cabeza de la gestión Biden.
Y es que el epicentro de la problemática migratoria para EE.UU. se engendra en Centroamérica, especialmente en el denominado Triángulo del Norte, donde se encuentran El Salvador y Guatemala, además de Honduras.
Según la síntesis de la reunión redactada por el Departamento de Estado: «La vicepresidenta Harris consideró positiva la oportunidad de colaborar con la presidenta Castro al inicio de su gestión y destacó que la elección reciente representa un mandato de cambio positivo en Honduras».