2021-02-04
Nuevo Mundo – 96.1
La madrugada del 4 de febrero de 1976 miles de guatemaltecos despertaron aterrados por un movimiento telúrico que se extendió durante casi un minuto.Un minuto donde se perdieron miles de vidas. 45 años han pasado desde aquel terremoto de 7.5 grados en escala de Richter, que dejó un saldo de 25 mil fallecidos, 76 mil heridos, destrucción en 250 mil casas, y un millón de personas damnificadas, aproximadamente.Eran las 3:00 de la madrugada, el epicentro se registró, a 160 kilómetros al noroeste de la capital, en Los Amates, Izabal, a 5 kilómetros de profundidad en la parte oriental de la falla de Motagua, que forma la frontera tectónica entre las placas Norteamericana y la del Caribe.45 años después, Miguel Álvarez, historiador y director técnico de museos, nos cuenta parte de las horas de agonía que vivieron los guatemaltecos durante esa madrugada.
La madrugada del 4 de febrero de 1976 miles de guatemaltecos despertaron aterrados por un movimiento telúrico que se extendió durante casi un minuto.
Un minuto donde se perdieron miles de vidas. 45 años han pasado desde aquel terremoto de 7.5 grados en escala de Richter, que dejó un saldo de 25 mil fallecidos, 76 mil heridos, destrucción en 250 mil casas, y un millón de personas damnificadas, aproximadamente.
Eran las 3:00 de la madrugada, el epicentro se registró, a 160 kilómetros al noroeste de la capital, en Los Amates, Izabal, a 5 kilómetros de profundidad en la parte oriental de la falla de Motagua, que forma la frontera tectónica entre las placas Norteamericana y la del Caribe.
45 años después, Miguel Álvarez, historiador y director técnico de museos, nos cuenta parte de las horas de agonía que vivieron los guatemaltecos durante esa madrugada.